Es una hortaliza nativa de los Andes, que se consume como cereal. Fue considerada por los Incas como “El Grano Madre” y la FAO la ha catalogado como el “alimento perfecto”. Se ha convertido en un alimento tan reconocido, que la Organización de las Naciones Unidas declaró al 2013, el “Año Internacional de la Quinua” y la NASA la ha incluido en la dieta de los astronautas. Todo este honor, no solo se le atribuye por su alto contenido proteico y nutritivo, sino también por la nobleza de su cultivo, adaptable a zonas de suelos pobres y con alta tolerancia a heladas y sequías, lo que la convierte en el alimento del futuro.
La quinua es un alimento que posee un excepcional equilibrio entre proteínas, grasas y carbohidratos. Puede contener entre un 10% y 23% de proteína, lo que la convierte automáticamente en un “Súper Cereal”. Entre sus principales aportes nutricionales destacan los Aminoácidos, de los que posee una gran cantidad y de los cuales 8, son esenciales para el ser humano. Destacan entre ellos la Lisina, que es imprescindible en el desarrollo y crecimiento del cerebro y la Arginina e Histidina, básicos para el desarrollo infantil.
La quinua aporta a la dieta minerales, como hierro, fósforo, manganeso, zinc y calcio y vitaminas como las E, C, B1, B2, B3, B6 y B9. Su contenido en grasa es pobre, entre 4 % a 9%, del cual la mitad es ácido linoléico, rico en Omega 3 y 6, que combaten el colesterol. Otra buena noticia es que no contiene gluten, por lo que puede ser consumida por celíacos.
Entre sus principales beneficios encontramos que su consumo frecuente mejora los niveles de azúcar en la sangre, ayuda a regular la tensión arterial, a prevenir la osteoporosis y a reforzar el sistema inmunológico. Se le atribuyen además propiedades desintoxicantes y diuréticas, porque fortalece el hígado y los riñones y su aporte de fibra contribuye al buen funcionamiento intestinal, favoreciendo el fortalecimiento de la flora bacteriana, promoviendo la evacuación y evitando el estreñimiento.
De la quinua se aprovecha casi todo. Se pueden consumir sus hojas tiernas, pero principalmente se utiliza el grano entero en la preparación de sopas, guisos, ensaladas, hamburguesas vegetarianas, etc. Así como también el grano transformado en harina, para la industria de la panificación y transformado en cereal como complemento alimenticio, base de un buen desayuno.
Para su comercialización la quinua debe ser previamente pelada o perlada, puesto que su cáscara original presenta una toxina llamada saponina, la cual es removida definitivamente cuando es lavada con abundante agua antes de su consumo. Este componente residual es utilizado por la industria farmacéutica.
En la medicina tradicional, a las hojas, tallos y granos, se les atribuyen propiedades cicatrizantes, desinflamantes y analgésicas. Se le puede utilizar como desinfectante de las vías urinarias y en casos de hemorragias internas. Los residuos de las cosechas sirven como forraje para alimentar vacunos, ovinos, cerdos, caballos y aves.
En la actualidad el altiplano boliviano es el mayor cultivador de quinua, seguido por Perú y en tercer lugar por EEUU. Al igual que el choclo y la papa la quinua fue uno de los principales alimentos de los pueblos andinos. Era considerado un grano sagrado y formó parte de diversas ceremonias y rituales andinos. Ahora comprendemos porqué y como ya sabemos tanto de la quinua ¿Qué esperamos? ¡A comer quinua!